¿Quieres saber las características y acciones de las personas con alta capacidad de adaptación y resiliencia? Elisabeth Edwards, abogada y escritora y activista de salud se dedicó varios libros al tema de la reiliencia, definiendola de la siguiente manera: “La resiliencia es aceptar tu nueva realidad, incluso si es menos buena de la que tenía antes”. Recalcaría que aceptar NO significa resignarse, sino más bien conlleva un profundo sentimiento de estar en paz mientras uno sigue adelante participando en la vida tanto personal como socialmente. Este tipo de capacidad de aceptación y adaptación se puede adquirir y mejorar, y tiene muchos factores.
Aquí tienes un listado de lo más importante que necesitas saber y adquirir para una vida con alto grado de resiliencia.
1.Búsqueda de sentido:
Tener sentido en lo que hacemos y vivimos es el motivo de tener salud y no la causa. Mucha gente concibe la salud como una lucha constante contra la enfermedad, incluyendo dentro del concepto de enfermedad el daño y la falta. Esa lucha constante y utopía hace perder realmente la salud. El I. Ching, libro sapiencial dice: “ La mejor manera de combatir el mal es un enérgico progreso en el sentido del bien.”
Es decir centrarse en la parte sana y fortalecerla, hacer que se expanda y llene, es la mejor manera de iniciar una vida sana, sabiendo compartir momentos de salud y enfermedad.
2. El sentido del humor
Un buen sentido del humor permite relativizar los acontecimientos, y saber reírse de sí mismo, ayuda relajarse, ver la situación con autodistanciamiento para valorarla más objetivamente.
3. Instrospección existencial
Hay etapas vitales que necesariamente conllevan cierto cambio y transición en temas existenciales, para dar respuestas de dónde vengo, a dónde voy, quién soy, qué quiero hacer en la vida, qué he logrado hasta ahora etc…Son preguntas que necesariamente tenemos que plantear en la adolescencia y más adelante también. Para poder ser una persona resiliente es inminente plantearte estas preguntas y saber darles una respuesta honesta. Este proceso puedes hacerlo tú sól@ o a través de una terapeuta calificada que te guíe adecuadamente ya que sin ayuda es muy probable que caigas en tus propias trampas mentales.
4. Autoconsciencia
Las personas resilientes sienten y comprenden que ellos no son los que les sucede. La identidad y valor personal no depende tanto del suceso, sino de la actitud para afrontar dicho suceso. Esa actitud es lo que más definirá a la persona, en todos los sentidos. Piénsate, que la gente siempre te recuerda y te define más según tu actitud, que centrándose en el suceso en sí. La gente resiliente no se define como una desafortunada por lo que le pasa, sino considera las desgracias como algo ajeno sin pueder dañar su valor más profundo como persona. Esa autovalía tiene que ver con el sentido de la dignidad, y no se debe confundir con el orgullo.
5. Calidad de vínculos
La gente resiliente tiene buenas capacidades de abrirse al mundo y participar en ella, con una afectividad cálida, y capacidades de relacionarse desde el cariño y el amor. Eso no quiere decir, que siempre esté contenta, y nunca se enfade. Al contrario, la gente resiliente también se enfada, y se entristece igualmente, pero la mayoría de las veces es capaz de transmitir este enfado y reproche desde el cariño, y no desde la intención de dañar a la otra persona. Como consecuencia, las personas resilientes disponen de una red de apoyo, y son capaces de utilizarla, pedir y dar equilibradamente.
6. Capacidad Valorativa
Es un factor muy muy importante, ya que no existe resiliencia sin la percepción de valores. Los valores son la base de la espiritualidad, lo que realmente es capaz de hacer una transformación. Es importante distinguir entre el valor y su forma de expresión. Un mismo valor puede ser expresado de diferentes maneras.
Para que un valor se emerja de verdad tiene que ser conocido, o sea, cognitivamente definido, el sujeto tiene que sentirlo, es decir, el valor tiene que ser afectivo, y por último, tiene que ser operativo, expresado a través de una acción. Esta capacidad se puede desarrollar y profundizar mucho con los nuevos avances en técnicas terapéuticas. Los valores siempre se basan en creencias y constructos personales que a veces quedan desapercibidas para la persona. Identificar tus propios constructos y creencias personales es la base para poder emprender el camino de la Resiliencia. Hay que recalcar que el 97% de las acciones que emprendemos depende de estas creencias ocultas en el plano subconsciente, por lo que definirlas, sacarlas al plano consciente y adaptarlas para una mejor actitud ante la crisis, es un trabajo muy valioso.
A parte de estas características en la resiliencia intervienen otros factores como la iniciativa, que se relaciona con la capacidad de encargarse de los problemas, la creatividad, que se relaciona estrechamente con crear posibilidades satisfactorias de condiciones no apropiados. El sentimiento de gratitud y, la coherencia que podríamos definir como el arte de vivir la vida de manera ética y flexible, y, ser responsable de construir tu propio camino.
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